Testimonio de Valeria, 14 años


Hola, me llamo Valeria y tengo 14 años. Desde pequeña, me diagnosticaron con el síndrome de Turner. Al principio, fue un desafío entender lo que esto significaba para mí y mi familia. Pero con el tiempo, aprendí que aunque tenía algunas limitaciones físicas y desafíos de salud, también tenía muchas fortalezas.


Desde el inicio, mis padres y médicos me apoyaron mucho. Me enseñaron que, aunque no había una cura para el síndrome de Turner, podía vivir una vida plena y feliz. Me sometí a tratamientos para ayudar con mi crecimiento y el desarrollo de mis características femeninas, y siempre me enfocaba en lo que podía hacer, en lugar de lo que no.


En la escuela, encontré mi pasión por el arte y la literatura. Aunque era más baja que mis compañeros y a veces me sentía diferente, en el mundo del arte y los libros, me sentía igual que los demás. Mis profesores y amigos siempre me animaron a seguir mis intereses y talentos.




Además, me uní a un grupo de apoyo para niñas con síndrome de Turner. Allí conocí a otras chicas que enfrentaban desafíos similares. Juntas, aprendimos a celebrar nuestras diferencias y a apoyarnos mutuamente. Esto me dio mucha confianza y me ayudó a entender que no estaba sola.


Ahora, estoy trabajando en un proyecto escolar para crear un libro de cuentos ilustrados, inspirados en mi experiencia y en las historias de las amigas que conocí en el grupo de apoyo. Quiero mostrar que, aunque todos enfrentamos desafíos, también tenemos la capacidad de superarlos y de brillar a nuestra manera.


Mi viaje con el síndrome de Turner me ha enseñado mucho sobre la resiliencia, la aceptación y la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas de la vida. Aunque no hay una cura, he aprendido a vivir con mi condición de una manera que me hace sentir orgullosa de quién soy.


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Este testimonio es completamente ficticio pero busca ser una fuente de inspiración y esperanza.

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